Mis primeras
clases o errores al mayor.
Al final de los 90 me ofrecen unas horas de clases en el Monseñor Arias,
el liceo militarizado con régimen de internos, más famoso de Caracas y situado
en Filas de Mariche, para entonces tenía solamente al Colegio Caracas,
instituto de educación especial situado detrás de la Universidad Santa María,
donde el coordinador Muñoz y yo jugábamos ajedrez con los alumnos.
Este instituto ya no existe ya que fue comprado por el
actual gobierno para convertirlo en una universidad internacional de Medicina,
era un colegio rudo como el que mas, régimen militar, ejercicio
continuos, disciplina estricta, falta de libertad la mayor parte del día,
duchas con agua congelada a las cinco de la mañana y castigo de no salir el fin
de semana etc.
La población de estudiantes eran única, los internados
eran los más rebeldes, inconformes y difíciles estudiante provenientes de otros
colegios de Caracas.
Los seminternados generalmente eran alumnos de la zona,
eran más tranquilos y por lo general menos problemático, claro está, regresaban
en las tardes a sus casas, ver televisión y bañarse con agua caliente Los
docentes tenían por supuesto que ser muy fuertes, para dar clases a los
primeros años había que hacer prácticas de autosugestión continuas, en los grados
alto si era agradable el trabajo en todo sentido, aunque para cualquier
eventualidad teníamos unos guantes de boxeo y un pequeño código. Existía
un sargento con unos su tropa para la disciplina de secundaria y un Cabo, que era el
protector y encargado de la disciplina de primaria.
Trato de describir un poco esta población estudiantil, ya
que es posible que al tratar de reproducir estas experiencias en un
instituto con menos carencias afectivas no se tengan los mismos resultados. El
solo hecho de que el profesor, el líder de la clase, quiera compartir su
juego y su rato de ocio con un grupo, redunda en su autoestima y
respuesta afectiva y por supuesto esto infiere en su desempeño intelectual.
A la semana integrarme a la institución
fui contactando con un grupo que jugaba al ajedrez, primero de observador o mirón,
después a comentarista, y terminando como verdugo, solo entonces y habiéndome ganado
el respeto con sus reglas introduje el Go ofreciendo dinero al que me ganara,
estimulo no recomendable, pero tenía que atraparlos y esa era la mas rápida. De
esta forma el primer grupo de cinco fue creciendo muy lentamente y creando células
en quinto cuarto y tercer año, creo que casi treinta estudiantes jugaban al Go regularmente.
Nunca utilice un tablero mural,
primero con un tablero de ajedrez y monedas con teipe negro y transparente,
solo después cortamos en rodajas un mango de escoba he hicimos el tablero con cartulina.
Jugábamos en el receso, después
del almuerzo, algunos días en las tardes,
ellos practicaban en las noches, y las clásicas partidas postales utilizando
solo coordenadas numéricas más fáciles de visualizar que las alfanuméricas, variante
con el cual tenían mucho tiempo de análisis, a veces se pasaban y me respondían y exigían respuestas en clases.
Las primeras clases de go
estaban plagadas de errores generadas, por una parte, por no tener una rutina
establecida y por no conocer a fondo las técnicas del juego,
Una vez me salto con un grupo, la explicación de las reglas del Ko pero
en cambio si se las doy a otro grupo de alumnos, luego al día siguiente me
esperan en la formación para aclarar ese dilema ya que por la noche se presento
una situación de captura perpetua y la dejaron tablas, luego me acusaron de
preferencia por algunas secciones, otra
vez ellos inventaron una regla donde el que capturaba una piedra podía volver a
jugar y alegaban que su padres si sabía de esa regla, solo después de revisar
mutuamente el juego de un programa llegamos a
unificar las reglas, estos tampoco eran de mucha ayuda, había que decirle
a la compu cuando un grupo estaba muerto o vivo para hacer el conteo, cosa en
la que también nosotros dudábamos, hubo una ocasión que no me dejaron capturar
dos piedras porque no había cantado atari previamente, sigo recordando y hubo un momento que colocaban las piedras
de ventaja donde mejor les parecía formando una barrera compacta, yo no sabía
que hacer, pero opte por permitirlo ya que tenía menos piedras de obstáculos en
las otras partes del tablero.
En esta época me copie de los
torneos temáticos del ajedrez y jugábamos partiendo de una posición preestablecida, teníamos la posición de la caja algo parecido al sanresei, y las flores era una posición tipo de fuseki
cruzado con tres piedras en cada esquina.
Mis mayores errores fue en enseñar como matar
grupos grandes, en los pequeños no tenía problemas en evitar la formación de
ojos pero en los grandes no dominaba los sacrificios y por lo tanto no podía ser
efectivo en esa área. La técnica de la escalera también se hacía difusa en el
tablero de 9x9.
Los Beneficios de estas prácticas
fueron claramente observables por otros docentes, algunos alumnos se primer año se mostraban más tranquilos, los de
tercero y cuarto año estaban más atentos ya que en cualquier momento podía yo
soltar la solución de un problema que estudiáramos
antes, Estoy claro que de repente, esto lo hubiese logrado con cualquier otro
juego como othelo , o ajedrez, pero me fuera tomado más tiempo, y por supuesto
aburrido para mi debido a la mayor diferencia de nivel.
Todos estos errores y
variantes extrañas las fuimos eliminando a medida que comenzamos a distribuir
el diskete con el juego, y con fotocopias de Go que algunos de ellos conseguían.
Y recordando todo esto me doy cuenta que hay tópicos que debería estar
profundizando como por ejemplo la visualización del tablero a partir de las
coordenadas.
Pasamos muy buenos momentos, y éramos
privilegiados, Yo por tener esos guerreros de Shaolin y ellos por tener un Banden-Powell,
joven, inspirado y todo terreno.